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LA ONDA EXPANSIVA DEL ECO DE KIKE

Su apellido es el mismo de aquel artista castellano manchego que en el siglo XVI trajo a la península la técnica de Leonardo: Yáñez de la Almedina. Kike llegó hace un año a la Escuela de Arte de Ciudad Real con un gran bagaje de ideas y aunque permaneció sólo un curso, fue el tiempo suficiente para ser capaz de inaugurar tres exposiciones distintas en la ciudad, de participar o proyectar un sin número de propuestas culturales y también para ser recordado.

Enrique Yáñez es una auténtica taladradora de ideas, su personalidad activa e impulsiva queda reflejada en su obra. Está tan convencido de lo que hace, que no se asusta, ni se desmorona ante un mundo tan hostil y manipulable como el del Arte. Su humildad le hace ser grande porque persevera, porque no se desanima y sigue creando; el reconocimiento y los premios, vendrán o no vendrán, pero la estela de su onda expansiva deja su huella por las ciudades donde va, Ciudad Real, Coruña, Madrid, Guadalajara… etc.

Sus cuadros representan una síntesis entre la figuración pop con la abstracción y algo de gestualidad, mezclas contradictorias que Enrique Yáñez resuelve con relativa facilidad y además con un buen resultado final. Sus obras recuerdan a las de Basquiat y al igual que el pintor estadounidense, nuestro autor se interesa por la serigrafía y por las culturas lejanas en el tiempo: el arte grecorromano, el mundo medieval, el islámico, que combina con los primitivos actuales y con las vanguardias históricas. El artista alcarreño va proyectando todos estos movimientos bajo el eco de su onda e hila narrativamente unos con otros. Su amplia cultura y su desasosiego creativo se lo permiten.

El cromatismo es uno de los pilares más sólidos en los que basa su estética y con este rinde homenaje a los artistas del color: Tápies, Barceló, Kandinsky, Jackson Pollock, Joaquín Sorolla, Gordillo o Braque. Su otro soporte es la mancha pura como base creativa para lograr la perspectiva y la profundidad. Sus pinceladas son vivas, intuitivas y tratan de transmitir movimiento; para ello se auxilia de todas las técnicas: óleo, acrílico, lápiz y cera. Y así, Enrique Yáñez sin dar tregua, ni opción al reposo, vuelve a engendrar una nueva idea y la plasma sobre la madera, el lienzo o el cristal, comenzando a dibujar de nuevo, líneas imaginarias que delimitan el plano a través de los contrastes, interesándose por el objeto-concepto y la pureza en el cuadro a través de veladuras y texturas vibrantes.

Carmen López-Salazar Pérez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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